“Parecen perros y gatos”, seguramente esta frase te resulta muy familiar ¿Pero será cierta esa rivalidad entre estas especies de animales? Tanto perros como gatos son considerados depredadores oportunistas pero también pueden convertirse en presas.
¿Es posible que un perro y un gato sean amigos?
Si bien es cierto hay personas que se consideran team gato o team perro, sin embargo, también las hay que gustan de ambas mascotas.
Si eres de éste último grupo no tienes por qué decidir entre tener un lomito o un minino en casa, porque con paciencia y una adecuada socialización puedes tener a ambos contigo.
El punto básico es respetar el periodo de adaptación aunque éste sea lento; lo ideal, dicen los expertos, es no forzar la relación y si se puede que la convivencia sea desde la etapa de cachorros es mucho mejor.
Durante las primeras doce semanas de la vida del perro y las nueve del gato son los periodos de su desarrollo social y asimilarán su relación de forma natural. Sin embargo, si ambos ya están en edad madura también se puede lograr la sana convivencia.
¿Qué factores considerar antes de juntarlos?

Lo ideal es que prepares espacios y objetos distintos. Es decir, una cama para el perro, otra para el gato; platos de comida y agua propios para cada uno y situarlos en puntos diferentes; juguetes distintos y adecuados tanto para el perro como para el gato.
El gato por ejemplo, debe tener un espacio propio para alejarse y esconderse como es su costumbre; el perro, por su parte, requiere de rutinas para ejercitarse y equilibrar su energía.
Debes considerar y priorizar que la buena convivencia se basa en el respeto a la relación que las mascotas establezcan por ellas mismas, no debes forzar nada si tu objetivo es que el gato y el perro se lleven bien.
Qué hacer en el primer encuentro
La manera de presentar un perro a un gato o viceversa es mostrar el olor de uno a otro desde su primer encuentro físico.
Ya lo mencionamos líneas antes, lo ideal es mantenerlos en habitaciones separadas; ellos olfatearán debajo de la puerta el olor de otro animal y se irán acostumbrando a su presencia.
Como relacionar a un perro con un gato inicialmente
Puedes permitir a tu perro que se vaya dando cuenta de la presencia del gato en la misma casa. Lo puede observar de lejos mientras el gato se encuentra en su rascador y puedan verse entre sí pero con cierta distancia, siempre bajo tu supervisión por si el minino decide saltar o el perro se lance sobre él.
El primer encuentro es preferible que sea después de que el perro haya realizado su rutina de ejercicio o paseo y tanto éste como el gato hayan comido. Por si acaso, mantén al perro atado y observa su lenguaje corporal en la primera cita cercana con el gato. Háblales con tranquilidad a ambos.
Si tu lomito comienza a ponerse un poco agresivo, llámalo por su nombre, si entiende comandos, ordénale que se siente y dale una recompensa. Repite esta secuencia hasta que lo notes tranquilo; pudiera ser que tengas que hacer esta rutina por varios días hasta que vea al gato de forma tranquila.
Cómo manejar al gato en su primer encuentro con el perro

Debes respetar el espacio del gato para no fomentar su estrés. El gato debe estar en una posición alta de su rascador (preferentemente) para que pueda observar; esto le permite tener el control y disminuir una reacción de huida. Si los presentas mientras el gato y el perro estén a la misma altura, el minino puede sentir miedo y salir huyendo, lo que provocaría que el perro saliera a su encuentro y tratarlo como un juguete; tampoco tomes al gato con tus manos para llevarlo hasta donde está el perro.
Deja que el michi tenga la última palabra; puede ser que al inicio emita gruñidos y bufe, deja que los animales se exploren a su ritmo.
Si después de esto el gato se mantiene y no se echa a correr, la comunicación entre él y el perro será más sencilla.
Cómo observar y manejar las interacciones
La paciencia será la guía para que la comunicación entre el perro y el gato sea cordial y sencilla.
Te sugerimos hacer lo siguiente:
- Poco a poco: Entre más natural y espontánea sea la relación será mucho mejor.
- Dedica el mismo tiempo a ambos: Evita dedicar más tiempo a uno que a otro. La mascota que ya vivía contigo debe recibir la misma atención que la recién llegada.
- Tener criterio para saber cuándo intervenir: Si tu perro tiende a jugar con el gato de forma natural y sin mostrar agresividad pero al gato le molesta, puedes intervenir frenando al lomito y mostrándole algún juguete para que distraiga su ímpetu sobre el gato.
- Sin castigos: El objetivo es que prevalezca la armonía. Si surge algún conflicto entre el perro y el gato, debes intervenir sin castigo; sólo sepáralos de forma temporal hasta que los ánimos se calmen.
Errores comunes al intentar que un perro y un gato convivan
Forzar el acercamiento físico
Tomar al gato y sostenerlo en la cara de tu perro a modo de presentación, tentará a tu gato a arañarlo. Da al minino tiempo para que decida cuándo acercarse al perro.
Hacer cambios sin preparar a tu mascota
Es conveniente hacer cambios, como por ejemplo, mover el arenero del gato, poner una puerta para bebés o cerrar algunas antes de llevar a la nueva mascota a casa. De esta manera, la mascota que ya vive en casa tiene la oportunidad de acostumbrarse a los cambios antes de que aparezca un nuevo compañero de juegos.
No pensar en ambas mascotas
Los cambios que hagas en tu casa debes considerarlos desde la perspectiva de tu mascota. Por ejemplo, si mueves el arenero del gato y éste tiene que pasar al lado de la cama del perro para llegar a él, el lomito puede molestarle en su camino y será un constante estrés para el gato.
¿Qué hacer si no logran llevarse bien?
Puedes tener toda la paciencia y la mejor disposición del mundo, pero al final, el perro y el gato no terminan de caerse bien porque no encajan sus caracteres.
Si esto sucede y antes de que las mascotas se hagan daño, tienes que buscar otras alternativas. Nosotros te recomendamos buscar ayuda de un etólogo como primera opción.