Las mascotas aportarán bienestar a sus vidas

Sin lugar a duda así es. Un gato o un perro pueden ser el animal de compañía ideal para personas de la tercera edad y también en casos de movilidad reducida, ya que les permite incorporar mejores esquemas de movimiento, así como tener una sensación de ocupación y bienestar general.

Investigaciones realizadas en adultos mayores demuestran que la posesión de una mascota les permite tener una sensación de ocupación y bienestar general, trayendo como consecuencia la activación de su sistema inmunológico y una respuesta más eficaz a su medicación. 

Si los adultos mayores viven solos pueden caer fácilmente en la apatía y en la depresión. El adoptar un animal de compañía los obliga a tener rutinas diarias para cuidarlo, asearlo, jugar con él y alimentarlo. Cuidando de la mascota, la persona se siente más útil y menos sola e incluso pueden llegar a aumentar sus ganas de vivir.

De hecho, las personas mayores que tienen animales experimentan menos estrés y visitan al médico con menor frecuencia que las que no los tienen. La razón se encuentra en que la compañía de los animales favorece el contacto físico y las demostraciones de afecto, además de estimular la memoria y la atención e infundirles de alegría.

Aunque en la mayoría de los casos se recomienda que sea un perro la compañía, los gatos también suelen ser excelentes mascotas, aunque tengan patrones de conducta, formas de expresión de cariño y necesidades que en nada se asemejan a los de los lomitos. Además, mientras los canes de razas grandes viven entre ocho y 10 años, y los de razas pequeñas entre 15 y 17, los gatos pueden vivir 20 años o más; es decir, sus posibilidades de dar una compañía son mayores. 

A diferencia de los perros, los gatos se adaptan bien a vivir exclusivamente dentro de casa y pueden ser la mejor elección para personas que tienen problemas para salir a pasear. Necesitan sólo de 20 a 30 minutos de juego al día y para muchos mininos uno de los momentos mejores del día es cuando duermen en el regazo de su compañero humano, de manera que para las personas que pueden tener dificultad para satisfacer las necesidades de un perro, la elección de un gato puede ser mucho más apropiada.

Por otro lado, si la persona padece depresión pero tiene un lomito de compañía, éste puede ayudarla a enfrentar mejor y superar ese trastorno mental. Pero es indispensable que haya un fuerte vínculo entre la persona y su mascota. Si este nexo no existe, es poco probable que el perrito pueda dar ayuda emocional a la persona deprimida.

Una persona con depresión muestra una total incapacidad de experimentar placer (anhedonia) y de interactuar con la gente, por lo cual se retrae en sí mismo y es presa de una sensación de soledad y aislamiento, de sentimientos de culpa y de pensamientos circulantes o repetitivos. No olvidemos que los perros han desarrollado un gran apego a los humanos. Por tal motivo, si el adulto mayor, además es depresivo, pero tiene un peludo o gato como mascota, éste le generará una sensación de acompañamiento, la cual podrá ser el primer paso para que comience a salir de ese estado.

Un consejo que te damos desde Frida Pets es que una de las cosas más importantes es que, si se busca un gato o un lomito para que sea compañía de un abuelito, se explique en el refugio o a la persona que lo donará, para quién es la mascota y cuál es el temperamento del animal que se está buscando: Tranquilo, amante de los mimos, sociable, más o menos independiente, etcétera.

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